
Si el norte fuera el sur
Siempre pensamos que cuando estamos en medio de la desesperación, el engaño, el miedo o el odio, surgen las grandes ideas…Bueno, muchos escritores pensamos así y creo que hasta cierto modo es cierto. Contrario a decir que no se toman decisiones con coraje, me atrevería a dar por sentado que cuando más cerca estamos de nosotros mismos (porque solo así se explica el origen de las ideas) es cuando mejor escribimos. El tiempo desaparece. La noción se pierde. Creo que para este mismo día, las trincheras que conocíamos desaparecieron. Somos más fuertes, más humanos, más inteligentes. Las palabras no nos sorprenden. Somos enemigos del fuego, de la mentira, del truco y de quienes nos quieren hacer ver como un punto en el océano. Somos una isla que sientes, que sufre y padece, pero que se levanta, que renace, que se nutre y que vuelve de la muerte, porque la sangre que se derrama es alimento para nuestro suelo. Son nuestras raíces la mezcla de tres razas. Como nosotros no hay raza más fuerte. En menos de 365 días hemos sufrido un gobierno sucio, incompetente y absurdo. Hemos temido a la noche. Un 4.5 se siente y hay silencios que truenan. Hemos perdió todo, pero no la voluntad de seguir. Cada mes es una nueva sorpresa. Hoy, en medio de una pandemia mundial nos queremos vivos, sin miedos, pero vivos. Los nuestros se nos van y el miedo es aún mayor, pero también el coraje y las ganas de vivir. Me vi en medio de todo, sin salida. Pensé en mis hijos, mi familia, mis amigos, mi trabajo…No sabía qué hacer. ¿Cómo le explicaba a mis hijos que todo estaría bien cuando por dentro me moría de miedo? Escribe Mayra, escribe. Mis ojos, mis oídos, mi garganta, mis pies. Todos, testigos de un derrumbamiento social y la cadencia de valores, sin escrúpulos. Desde la lucha de poder hasta la batalla del ser y no ser. No estamos solos. No se trata de ti o de mí. ¡SOMOS TODOS! En cada rostro se ve la mirada triste del niño sin hogar, el miedo frente a los escombros, los cimientos, la fe y el YO PUEDO. Desde el día cero, con lágrimas en los ojos y desesperanzada, escribí hasta que doliera, porque solo a través de los ojos de otros es que podemos sentirnos uno y empezar de nuevo. Si el norte fuera el sur, es un poco de lo que vivimos cada día, de nuestros sentimientos, de nuestros anhelos y aunque sea poco, les dejo una pequeña parte de lo que somos, porque aún nos queda mucho por recorrer.