Amigos en Todas Partes: En Defensa de los Agitadores
Tapa Blanda
Con Amigos en todas partes: en defensa de los agitadores, Guillermo Rebollo-Gil continúa su amoroso tripeo, con inusitada fertilidad política, de la cotidianidad en Puerto Rico. Quizá más que en las entregas previas Decirla en pedacitos: estrategias de cercanía y Todo lo que no acontece igual (crónicas y comentarios), las crónicas/comentarios/versos/relámpagos que componen este libro exploran la brevedad como medio para registrar, defender y pregonar la pequeñez de nuestro país y de sus aconteceres diarios. De estos últimos, los que más importan son los agitadores del subtítulo, el ejercicio del derecho a la protesta que “no existe en Puerto Rico,” la multiforme resistencia que, en medio de tanta y tan honda precariedad, persiste:
un performance en la brea
una caminata con aplausos y pancartas y cursilerías
(como el amor por el país, por lxs estudiantes y por la poesía)
lanzar un coco
ponerle cuernitos al gobernador en una foto
conversar sobre el arte
un libro enrollao y vuelto espada
un mixeo de disparates y ascos (proferidos por figuras públicas) con notas al pie (revelando el disparate y el asco)
la filosofía de un confinado
la heroicidad de un estudiante negro, pobre, que con un megáfono
durante la “etapa dizque menos creativa de la lucha” estudiantil en la UPR
abordó “de forma tierna, crítica y solidaria, a los muchachos contratados para perseguir a otros muchachos”
Una “nenita
de 8 años con sus New Balance rositas
y una mochila chinita y azul
y un lazo verde en el pelo,
sujetando una bandera grapada
a un palo de escoba,
grita ¡Li ber tad!
¡Para Oscar!”
Y para los amigos-agitadores, que están en todas partes.